El pie equino varo es una de las secuelas que afectan a la deambulación más comunes en pacientes con daño cerebral. La marcha, siendo una actividad tan básica para el ser humano es una de los aspectos a mejorar tanto desde el área de fisioterapia como desde terapia ocupacional.
Los terapeutas ocupacionales debemos colaborar para que la deambulación llegue a ser lo más funcional y pueda realizarse de la manera más independiente y segura posible. Las sesiones de terapia ocupacional enfocadas a mejorar la marcha parten de la terapia manual, que persigue mejorar de manera pasiva la alineación mediante el tratamiento de la musculatura.
Posteriormente el objetivo es mejorar de una manera adaptada la postura del tobillo y pie en carga y prepararlo posicionalmente para llevar a cabo la actividad central de la sesión.
Las actividades propuestas piden que el paciente desarrolle una tarea mientras controlamos la posición del pie afecto promocionando la corrección y obligando durante su desarrollo al estiramiento de la musculatura que se encuentra acortada.
Al terminar la sesión se evidencia que el pie equino ha mejorado mediante un trabajo pasivo y activo, una acción correctora por parte del terapeuta y una elongación muscular facilitada por la propia actividad diseñada para el paciente.